Mostrando entradas con la etiqueta comunicación. Mostrar todas las entradas

Para sacar lo mejor de alguien, hay que poner lo mejor de nosotros.


Seguramente en algún momento de tu vida te hayas sentido frustrado porque veías cómo alguien con un gran potencial humano no te estaba dando lo mejor de sí. Incluso, puede que alguna decepción te haya llevado a plantearte si es suficiente con poner lo mejor de uno para poder sacar lo mejor del otro.

Lo cierto es que cuando hablamos de relaciones interpersonales, aunque no siempre podamos ponerle una etiqueta a esa relación, todo lo positivo suma. En algún caso quizás no conseguiremos impulsar la relación para que sea todo lo buena que nos gustaría, puesto que la última palabra es del otro, pero sí nos acercaremos.

Recuerda que lo importante es que el otro nos trate lo mejor que pueda, aunque a veces no sea capaz de aportar tanto como nos gustaría. La paciencia en este caso puede ser una aliada, pensemos que las relaciones también necesitan desarrollarse y crecer para poder brillar.

Mereces tanto como los demás
En nuestras relaciones con los demás, es conveniente no exigir el cumplimento exacto de nuestros deseos, puesto que esta exigencia puede tener el reverso contrario. Piensa que no es una relación sana aquella en la que ambas partes se sienten completamente condicionadas e incluso faltas de libertad. En lugar de eso, poner lo mejor de ti con flexibilidad y paciencia pueden ser la mejor invitación para que otros hagan lo mismo contigo.

¿Y no es verdad que, ya sea en una amistad, en una relación amorosa e, incluso, una familiar, nos sentimos queridos cuando ambos nos esforzamos? De hecho, tener en cuenta esta reciprocidad es también beneficioso para con nosotros: de la misma manera que pones lo mejor de ti, también eres capaz de ver el un comportamiento equitativo en el otro.

El equilibrio de una relación simétrica nos contribuirá a que desarrollemos en ella la mejor versión de nosotros, incluso de manera inconsciente. Eso querrá decir que percibimos que la otra persona merece la pena y que formamos un buen equipo.

Poner lo mejor de ti es un síntoma de confianza
Stephen Covey afirmó que “si uno quiere despertar confianza, debe ser digno de confianza” y efectivamente para que los demás se abran, puede que debamos ser nosotros los primeros que nos abracemos unidireccionalmente. No tengas miedo a hacerlo, puesto que conocer tus miedos y tus virtudes hará que los demás depositen su confianza en ti para desvelar los suyos, y es muy gratificante que alguien nos considere dignos de ello.

De hecho, ser capaz de poner lo mejor de uno mismo significa tener la confianza suficiente como para saber que esos miedos, defectos u oscuridades interiores no son lo suficientemente grandes como para eclipsar todo lo bueno que podemos ofrecer. Por ello no te temas, dado que conocerte y valorarte dará la oportunidad, a que quienes te rodean, para que vean todas y cada una de tus virtudes.

Habla de tus alegrías

Hablar de nuestros problemas es una gran adicción. Rompe el hábito, HABLA DE TUS ALEGRÍAS...

Palabras amables

Las palabras amables no cuestan nada, pero valen mucho


10 pautas para eliminar nuestra basura emocional


La psicóloga Ciara Molina afirma que pensar en positivo nos hace actuar en positivo, y al revés

1. Pensamientos positivos o negativos, tú eliges. Según Molina, «los pensamientos negativos generan una enorme cantidad de malestar, y su manifestación común es la ansiedad». Los positivos, en cambio, provocan todo lo contrario a nivel emocional. Así, con afirmaciones positivas, lograremos modificar el pensamiento a través del uso del lenguaje. Se trata, prosigue esta experta, «de que te creas lo que te dices, no solo que te quedes con las palabras: "me quiero", "me valoro", "soy capaz"... Hay que animarse a potenciar aquello que quieres atraer y tu pensamiento abrirá el camino emocional que te ayudará a alcanzarlo», asegura.

2. Creando expectativas, acumulando frustraciones. Tendemos a fijarnos demasiado en lo que consideramos que nos hace falta, y esto nos dificulta poner atención en lo que somos, sentimos y pensamos en nuestro día a día. No podemos saber lo que v a pasar de aquí a cinco años, pero sí podemos gestionar adónde queremos llegar dando pequeños pasos desde el hoy. «La mejor manera de no excedernos en nuestras expectativas será establecer pocas y a corto plazo, al hacerlas alcanzables ganaremos confianza», asegura Molina.

3. La actitud determina el estado de ánimo. ¿Alguna vez has tenido la sensación de vivir un día pésimo desde que te levantas hasta que te acuestas? o, por el contrario, ¿no te ha pasado que de repente sientes que te comes el mundo y que todo lo que acontece a tu alrededor parece estar en sincronía contigo? «Lo que determina uno u otro es la actitud con la que nos enfrentamos a él», afirma esta psicóloga. «El mundo según lo vemos no es más que un reflejo de nuestro estado interior: cuanto más optimistas seamos a la hora de interpretar lo que nos pasa, mejor valoración haremos de nosotros mismos (autoestima) y mejor adaptación al medio tendremos. Por tanto, toda actitud positiva comienza por tener una autoestima saludable».

4. Voluntad sin acción es papel mojado. Cuando nos sentimos decaídos, lo primero que perdemos es la voluntad. «Sabiendo que la voluntad es nuestra capacidad para decidir si realizar un determinado acto o no, ¿por qué escoger quedarse en la oscuridad pudiendo ver la luz?», se pregunta Molina. Para tener una buen a predisposición a la acción voluntaria ella aconseja ser receptivo, priorizar los pasos, visualizar positivamente aquello que queremos que suceda...

5. Salir de la zona de confort, definiendo zona de confort como todo aquello que nos rodea y con lo que nos sentimos cómodos. ¿Cómo salir de la zona de confort? Molina aconseja al respecto explorar nuevos horizontes y dejar que la vida nos sorprenda. «Perder el miedo a avanzar, a descubrir nuevos mundos y buscar oportunidades que nos aporten nueva sabiduría. Cuando decidimos explorar más allá de los límites que nos autoimpusimos empezamos a entrar en lo que se conoce como la "zona de aprendizaje"».

6. Quiero, puedo, me lo merezco. «Tenemos que tener claro que lo que nos define no son las opiniones positivas que los demás puedan tener o las críticas a las que nos veamos expuestos, sino la valoración que hacemos de nosotros mismos. Es decir, de la autoestima», señala Molina.

7. Autoestima: camino al bienestar. Para hacer que mejore, esta psicóloga recomienda que «nos aceptemos, tengamos confianza plena en lo que hacemos, nos cuidemos a nosotros mismos, seamos autosuficientes emocionales, aprendamos a poner límites, realicemos autocrítica constructiva, sepamos que somos los únicos responsables de lo que nos pasa, nos dediquemos un momento al día solo para nosotros, y apostemos por el sentido del humor, entre otras muchas cosas que podemos hacer».

8. Aceptación, pero no olvido. No se olvida, se supera, dice Molina. «Superamos relaciones, miedos, malestares, frustaciones, pérdidas y heridas emocionales. Eso sí, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional y pensar constantemente en borrar nuestros recuerdos negativos no hará más que hacerlos más conscientes», afirma. Por eso para que un malestar se supere no podemos negar que exista, necesitamos admitirlo para cambiarlo», añade.

9. Críticas, ¿constructivas o destructivas? Lo que diferenciará que una crítica sea catalogada de constructiva o destructiva será la intención con la que se dice, las palabras que se escogen y la manera de decirla. «Pero por muy destructiva que sea la crítica, si no se le da importancia, no se vivirá como una ofensa». «Asimismo, cuando seamos nosotros los que formulemos la crítica, no debemos ser apresurados a la hora de opinar, debemos dejar claro el aprecio, basarla en el respeto, y expresarla en el momento adecuado... además de ser conscientes de que el otro tiene derecho a réplica», recuerda.

10. La comunicación, por último, como base del equilibrio emocional. Resulta imprescindible saber comunicarnos, entendernos y comprendernos los unos a los otros. Una buena o mala comunicación puede marcar la diferencia entre tener una vida feliz o tenerla llena de problemas. Para que la comunicación sea efectiva y emocionalmente sana partiremos de las siguientes premisas: Tendremos la actitud adecuada, nos centraremos en un tema en concreto, escucharemos con atención, nos expresaremos de forma clara y directa, diremos lo que pensamos y sentimos, aceptaremos la opinión del otro, no daremos nada por supuesto, preguntaremos, y seremos coherentes con lo que decimos y lo que expresamos de una manera no verbal.

Fuente: ABC.es